2024, el Año del Dragón.
El 10 de febrero inició el Año del Dragón, según los chinos.
Realmente no creo en horóscopos, ni en cosas que no se pueden probar o comprobar. Quizá algunos no lo sepan, pero me cuestiono inclusive la existencia de Dios (lo pongo en mayúscula porque hay personas sensibles y creyentes). Por cierto —y como dice mi esposo Carlos—, ¿por qué yo tengo que respetar tus creencias si tú no respetas que yo sea agnóstico??
El caso es que hoy tuve una conversación interesante con una de mis pacientes, a quien llevo tratando hace más de 16 años. Hablamos, obvio, de la situación de inseguridad en México, de los cobros de piso y esas cosas tan cotidianas ya en nuestro país. Me contó una historia personal muy fuerte, que no voy a ventilar, pero llegamos a la conclusión que hoy en día debemos de andar con cuidado y vivir una vida fuera de reflectores, es decir, que aunque puedas darte un gustillo producto de tu trabajo, más vale que nadie se entere.
Yo le comentaba que en las redes sociales, me ha dado más por compartir memes, y cosas que me dan risa; aunque se me escapa una que otra cosilla relacionada con la política, ni modo, no puedo dejar de ser quien soy.
Pasamos al tema de lo que motiva a uno compartir la intimidad, las viajes, los triunfos y los fracasos. Yo le decía que he llegado a un punto en mi vida en que no me resulta necesario el reconocimiento. Hubo un tiempo en que a veces sufría —de verdad— me decía, ¿cómo es que yo que he estudiado tanto, que me esfuerzo por hacer las cosas bien, no tenga éxito como otras personas? Quería ser reconocida no solo por mis pacientes, también por los colegas de mi hacer como médica. Me dolía cuando no me tomaban en cuenta para dar un curso o me bloqueaban.
Ahora que reflexiono me doy cuenta que evolucioné. Desde hace un tiempo, miro desde afuera la feria de las vanidades, los tiktokeros con jeringa, los que sienten que saben más que nadie o que están por encima de los demás.
En este Año del Dragón vivo para mí, para darme gusto a mí y cumplir con los deseos mas íntimos: ser feliz y estar en paz, alejarme de las personas que no me aportan y disfrutar del resto de mi vida.
No quiero ser la mejor en nada. Como dice el poema: “Si te comparas con los demás, te volverás vano y amargado, pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.”