Sant Cugat, Roberto Bolaño y nuevos amigos chilenos.
![](https://www.doctorasilviacabrera.com/wp-content/uploads/2019/06/Sant-Cugat-Monasterio-1159x675.jpg)
FOTO:MANÉ ESPINOSA. MONESTIR I PLAÇA OCTAVIÀ.
Esto se me había quedado guardado y no lo había publicado; es de mi viaje a Barcelona, hace unos meses atrás.
Sant Cugat es una pequeña ciudad muy cerca de Barcelona. Es la primera vez que voy en las múltiples oportunidades que he tenido de venir a Barcelona.
Como está muy cerca de Barcelona, fuimos a cenar en mi segunda noche de estadía, con mis amigos queridos, el Dr. Fernando Losa Dominguez, su esposa Elizabeth y su hija. Después de la deliciosa cena, caminamos un poco para conocer por fuera el monasterio de Sant Cugat.
Fernando es una de mis personas favoritas. Sabe de muchas cosas. Es ginecólogo, pero lo mismo de habla de microbiótica, como de jamones, o de arquitectura. Hemos construido una amistad junto con su adorable esposa, y tenemos contacto muy cercano, quizá no tan frecuente por la diferencia horaria, pero sí desde el corazón.
Durante el congreso nos hicieron la invitación a la Cena de Gala, pero mi amigo Juan y yo desistimos, porque él quería que conociera un lugar muy especial en Sant Cugat.
Llegamos a un lugar donde hay restaurantes y tienditas de anticuarios, más una librería de segunda mano. Entramos a la librería, y me quedé sorprendida, es un edificio enorme, tapizado de libros por dondequiera; varias salitas de lectura, a un lado un espacio con barra y mesas donde preparaban un concierto para la noche. Ya nos íbamos hacia el restaurante, cuando observé un libro que me llamó la atención, lo tomé y me dirigí a la caja a pagarlo.
Quien atendía buscó el precio y como no lo encontraba en la computadora, empezamos a conversar. Tenía acento chileno, así que le pregunté, sobre su nacionalidad; en efecto era chileno. Él me respondió: ¿mexicana? Sí, le dije. ¡Oh!, la magia vino entonces.
Él había trabajado mucho tiempo en México para un proyecto de Tele Secundaria, así que guardaba recuerdos muy lindos. Conocía Tijuana, La Rumorosa… en fin, había caminado mucho por nuestro país.
Luego llegó su esposa, y continuamos platicando sobre Chile. Ella comentó: «Lo conocí en la juventud. Yo salí exiliada durante la dictadura y me vine a España. Hace ocho años nos reencontramos y nos casamos. Él vino porque estaba haciendo un documental sobre Roberto Bolaño…» «¿En verdad?! ¡Wow, qué emoción» dije. Entonces él me enseñó un video del documental y me lo dedicó. Salé de allí fascinada.