El COVID y nosotros…

Quizá, una de las cosas que debemos saber en este momento es que este virus ha llegado para cambiar absolutamente todo.
En este momento estamos a ciegas con respecto a la pandemia. No sabemos en qué situación estamos, cuántos están infectados, cuántos han muerto, quiénes han padecido la enfermedad y no han tenido síntomas pero que han infectado a otros.
Privilegiando aspectos políticos y económicos se han tomado medidas que nos han sumido en una situación incierta.
Durante este tiempo de confinamiento he sido bombardeada por mucha información científica y no científica. Así que he tenido que descartar lo que realmente tiene un valor para poder hacer una evaluación y comentar lo que creo que puede ayudar.
Algo definitivo es que debido a esta desinformación hay gente que se ha aprovechado y se aprovechará de las circunstancias y «venderá espejitos» quizá por ignorancia o quizá por maldad.
Lo que sí debe cambiar en definitiva es nuestra percepción sobre la salud, lo que debemos hacer y que es fundamental entender.
Prevención, no solo para no contagiarnos, sino para modificar las condiciones de base en nuestro cuerpo y que —si acaso nos contagiamos—, tengamos una mejor respuesta y evolución.
La mayor parte de los enfermos que entran a un cuadro grave son personas que tienen enfermedades de base, como diabetes, obesidad, hipertensión, enfermedades crónicas. Algunos no saben que cursan algo que se llama «Inflamación Silenciosa». Este terreno es el que permite que el virus tenga una evolución que puede llegar a la muerte. Y si no muere, va a tener daños en algunos órganos.
¿Qué estrategias podemos adoptar?
Nutricionales: Esto es obvio, y creo que lo mejor es alimentarte de una forma lógica. Todo mundo sabe que la comida chatarra es nociva. No se requieres más que recordar qué te decía tu abuela.
Hay algunos programas nutricionales que son adecuados: La Dieta Mediterránea, la Dieta de La Zona. Ambas son dietas antiinflamatorias.
Desafortunadamente se han institucionalizado regímenes que están errados: el consumo de carbohidratos desfavorables como cereales, harinas y azúcares; el consumo de grasas o aceites vegetales, es lo peor que puedes hacer.
La dieta debe tener los elementos básicos: proteínas; carbohidratos, de preferencia basados en verduras y frutas; grasas, como las que proporcionan las nueces y el aguacate, el aceite de oliva.
Es importante tener un intestino sano. Ahora se sabe que del intestino y de su integridad dependen muchas enfermedades. La fibra es fundamental para mantener una «microbiota» que son las bacterias que viven en el intestino.
¿Y qué suplementos? Se los cuento en otro artículo próximamente.