Cómo me sentí en este congreso IMCAS, París 2020.

Los grandes congresos tienen sus puntos positivos; sin embargo, no podemos obviar los negativos.
Este congreso que reúne a miles de médicos de todo el mundo, puede resultar, como en mi caso, agobiante: múltiples salones donde simultáneamente hay eventos. Tuve que elegir por la importancia las conferencias que me parecían mas útiles.
Desafortunadamente, cada día más, los laboratorios y las empresas que fabrican los equipos médicos tienen una gran influencia en los congresos. Es tanto el dinero que invierten que me he dado cuenta de las sumas millonarias que pagan para llevar a doctores a este congreso. Simplemente desde México han pagado vuelos, hotel e inscripción a varias decenas de personas.
Desde el inicio de mi carrera en este mundo de la medicina estética y antiaging no he recibido los beneficios que veo se multiplican por dondequiera, salvo la oportunidad que me ha dado Allergan® de ir a los simposios donde la estrella es el Dr. Mauricio Di Maio. Todos los eventos me los he costeado yo, de mi bolsa.
En esta ocasión, y después de tantos años de acudir a congresos, he sentido que pocas cosas me sorprenden ya. Afortunadamente, me di cuenta que muchas de las novedades son ya una realidad en mi práctica diaria.
Quien no sale y ve el mundo, no puede saber donde está parado, no sabe sus fortalezas y sus debilidades. Esto es lo positivo de este viaje: darme cuenta de las cosas que debo mejorar, pero sentirme orgullosa de las que he conseguido.
Y en este punto, ¿qué es lo que queda? Definitivamente asistir a cursos más avanzados; quizá ya no tanto a congresos, donde lo científico queda un poco marginado por la monstruosa agresividad de los laboratorios.
Por otro lado, soy de esas personas que se alejan del barullo, de la banalidad de las selfies en los anuncios de los congresos; difícilmente me subo al estrado a demostrar al mundo que estoy ahí. Salvo las veces que estoy dando una clase o una exposición, me cuesta mucho el protagonismo.
He disfrutado mucho de mis días en Paris, de los silencios, de caminar sin rumbo, de mis restaurantes favoritos, y muchas veces de no hacer nada, de no sentir la ansiedad de nada.
Mientras voy en el tren con rumbo a Barcelona, es cuando puedo expresar mis sensaciones con respecto de IMCASS 2020.