MD Codes Inmersion

En los últimos cuatro años he tenido la suerte de ser invitada por el Laboratorio Allergan® para asistir al curso de perfeccionamiento en la aplicación de rellenos. Es el único que recibo como regalo, pues toda mi educación la he financiado de mi bolsa.
El docente de este curso es el Dr. Mauricio de Maio. Sin dudas, una de las personas más carismáticas y con mayor conocimiento del tema. Él ha creado un sistema con códigos para la aplicación del Ácido Hialurónico. Pero no solo eso, es mensajero de una filosofía con la que estoy totalmente de acuerdo: el paciente tiene una idea de lo que quiere, pero el médico debe educarlo y decirle cuáles son sus necesidades y cómo se deben abordar. El paciente cree que solo se deben rellenar arrugas o surcos. El médico, si es responsable, debe decirle que no puede hacer eso, que debe seguir un plan para poder obtener los resultados adecuados que realmente tengan un impacto en su aspecto. El paciente quiere promociones, una sola jeringa. El médico debe respetar su trabajo y ser honesto, y comentarle al paciente que no es posible o venderle falsas promesas.
Mauricio De Maio es una persona a la que admiro profundamente. Me gusta su capacidad de transmitir sus conocimientos. Me gusta porque es obsesivo, es regañón, alza la voz cuando no le hacen caso, te lleva a su mundo, y cuando está haciendo un tratamiento, quisieras ir de inmediato a hacer el tuyo, porque la emoción es tan grande que urge tomar una jeringa y moldear un rostro.
Los médicos estéticos somos «los patitos feos» de esta industria.
Este curso me encantó, por todo lo que aprendí. Sin embargo, nos han juntado con dermatólogos y cirujanos plásticos, quienes sienten que traen al rey por las orejas, como si sólo ellos fueran capaces de realizar tratamientos estéticos. Desde un punto de vista personal les digo, están equivocados.
Resultó que en la comida, por accidente, una compañera y yo nos sentamos en una mesa donde estaban varias dermatólogas. Ellas sonrieron cuando nos sentamos, sin embargo, cuando mi amiga y yo empezamos a hablar sobre temas más profundos, que si la microbiota, que si la progesterona, que si la medicina ortomolecular, que si la serotonina, etc., ellas «pararon la oreja» y pusieron un cerco que casi se podían ver los ladrillos en construcción. Detectaron que no éramos cirujanas plásticas o dermatólogas, y, como siempre he dicho, algunos médicos estéticos y antiaging, nos hemos preparado en la medicina, no enfocándonos en un órgano o sistema en específico. Yo, en lo personal, creo que el paciente es un ente completo, no puedo hacerlo pedacitos para solo verle las arrugas, o la pústula en el caso del acné ¡No, señores! tengo un conocimiento mucho más amplio. Lo digo sin falsa modestia, porque estoy convencida. Dada mi curiosidad por todo, aprendo de todo, incluida la literatura y la música, porque soy una mujer con ansiedad de conocimiento.
Cierto que hay personas que no son del todo fiables: médicos estéticos que nos arrastran con su mal hacer, gente sin escrúpulos, los vendedores de promociones de Botox al 2 x 1. Bien por ellos. Yo trato de despegarme para hacer un buen ejercicio de mi profesión.
En fin, que mi experiencia ha sido buena. Muy buena. Porque me doy cuenta lo estúpido que puede ser un profesionista que siente que sólo él puede hacer las cosas. Por supuesto, yo no puedo ni debo operar, porque no sé, pero puede ser que tenga una visión de la medicina más amplia que esas chicas que nos relegaron con su desprecio.