Los labios de Kylie.

Tengo historias de mi vida profesional a montones. Todos los días, por la noche, mi esposo Carlos me pregunta: ¿y ahora qué nuevas anécdotas tienes? Yo me río y le cuento, a veces con un nudo en la garganta, otras con un poco de molestia y muchas veces, contenta.
Hoy llegó una mujer rondando la quinta década de su vida; más bien ya entradita en ella. Con su acento «gáralo, mijou», o sea, venía de Estados Unidos, me confesó que tenía cita en otros lugares para ver lo de sus labios. Llegó a nuestra clínica buscando en internet y pues, quería ver fotos de mis pacientes para ver si se animaba a hacerse los labios conmigo.
Me enseñó una foto del modelo de labios que quería; los de «la Kylie», o los de sus hermanas: grandes, carnosos, sexys. Mi respuesta fue: entiendo que le llamen la atención esas bocas. En primer lugar, esos labios van bien con esos rostros. Usted tiene su propia boca, sólo requiere realzar sus atributos. ¿Fotos de pacientes?, no tengo un catálogo. Por respeto no muestro fotos de pacientes, ni tengo costumbre de mostrar «antes y después», como mucha gente lo hace. Solo muestro alguna foto de pacientes que han aceptado y firman un consentimiento para que yo pueda enseñar sus fotografías. Por cierto, creo que su boca es lo que menos atención requiere dentro de los signos que presenta.
Hice un recorrido de cada uno de los tercios de su cara, y le dije lo que yo veía y las posibilidades de mejorar. Finalmente, realicé mi trabajo, disfrutando de no tener restricciones con el número de jeringas a utilizar. Al terminar, se vio en el espejo y me dijo: ¡Soy yo, pero mejor! ¡Me encanta!!! ¡Hiciste un buen trabajo!
Muchas veces las personas vienen pidiendo lo típico: tengo estos grandes surcos a un lado de mi nariz, o en el entrecejo, y no se dan cuenta de lo que hay mas allá.
Mi trabajo no es rellenar surcos, mi trabajo es hacer una evaluación profunda, descubrir la belleza y como realzarla.
Con cánula, producto y la emoción, he logrado entender que no requerimos parecernos a nadie. En la grandeza de la individualidad está el detalle.